La ciencia en el siglo XXI: Las publicaciones
Introducción a la serie
En esta serie de artículos, con nombre La ciencia en el siglo XXI, tiene como objetivo divulgar sobre cómo funciona la ciencia en la actualidad. Por tanto, no se trata de dar a conocer descubrimientos ni tecnologías, sino del proceso en sí del desarrollo científico
La importancia (real) de publicar
La ciencia se basa en la búsqueda de la verdad, y en obtener conocimientos los más detallados y fiables en cualquier ámbito. En este sentido, es fundamental no solo la producción de ese conocimiento, sino también su difusión. De nada sirve un descubrimiento si la información no llega a quien pueda aprovecharlo.
Ahora bien, ¿cómo difundir información altamente técnica entre millones de personas repartidas por todo el mundo, en ámbitos tremendamente diversos? No es algo sencillo, solo clasificar toda esa información que se genera constantemente ya es una misión difícil.
En este artículo voy a hablar sobre la comunicación entre científicos. La divulgación científica, que trata de la comunicación hacia la sociedad, la trataré en otra ocasión.
El origen de las revistas científicas
La que se considera la primera revista científica, Journal des sçavans, se publicó por primera vez el 5 de enero de 1665. Sin embargo, la primera revista cuyo contenido era exclusivamente científico se publicó poco después. Philosophical Transactions of the Royal Society difundió su primera edición en Londres el 6 de marzo de 1665. Ya desde su nacimiento, la revista persiguió los objetivos de las revistas científicas en la actualidad:
- Reconocimiento: Registrar la autoría de cada artículo y su fecha, con el fin de garantizar su atribución al descubridor.
- Revisión por pares: Expertos en la temática correspondiente estudian el artículo, proponiendo ediciones o descartando su publicación si la calidad de la investigación es insuficiente.
- Difusión: Facilitar a los investigadores tanto publicar sus propios descubrimientos como acceder a los de otros científicos.
- Archivado: Que el conocimiento permanezca disponible tras su publicación.
Las revistas científicas en el siglo XXI
El concepto de revista puede sonar un poco anticuado en la actualidad. En realidad, aunque las sigamos llamando revistas, la inmensa mayoría del contenido se lee a través de Internet. Hoy en día, algunas editoriales publican un pequeño compendio de artículos en revistas físicas, pero los investigadores no recurren a ellas habitualmente.
La principal fuente de información para los científicos es a través de Internet. Hay varios buscadores especializados en publicaciones, como Google Scholar o Scopus. Desde ellos, introduciendo una serie de parámetros de búsqueda como si de un buscador de páginas web se tratara, aparecen un listado de artículos que cumplen los criterios establecidos. Tras pulsar sobre el enlace se accede a la web de la revista. Si el artículo es de acceso abierto o si la institución desde la que nos conectamos tiene suscrita la revista, se puede leer y descargar el artículo. Por el contrario, si no es así, se podrá ver el abstract (resumen) del mismo y los datos de los autores. En ese caso, las opciones son comprar el artículo (que como mínimo costará varias decenas de euros, si no cientos), buscar otras opciones (más adelante hablaré de Sci-hub) o buscar otro artículo.
Cómo publicar un artículo científico
Publicar en revistas científicas supone un esfuerzo importante para cada científico y es crucial para su carrera. Esto no se trata de un tutorial, sino de un breve análisis del proceso a nivel divulgativo.
Elegir una revista
Este es un paso fundamental y no resulta una decisión fácil. En primer lugar, es necesario estimar la calidad de la publicación a enviar para determinar las posibles revistas en las que se podría publicar.
Nature es la revista más prestigiosa con diferencia, seguida de Science. Son dos revistas multidisciplinares, por lo que aceptan publicaciones de cualquier ámbito. No es lo más habitual, puesto que la mayoría de revistas se limitan a determinados ámbitos más o menos amplios. En cualquier caso, ¿cómo se define el prestigio de una revista científica?
Aunque hay varias métricas, la más usada es sin duda el factor de impacto. Este valor indica el número de citas promedio que recibe una publicación de esa revista. Todas las publicaciones tienen que citar aquellas otras publicaciones en que se basan. Por tanto, se supone que cuanto más relevante es una publicación, más citas recibe.
De ese modo, el objetivo tanto de los investigadores como de las revistas es recibir el máximo número de citas posible. Así, los investigadores tratan de publicar sus artículos en las revistas con mayor factor de impacto, pero a estas no les interesa publicar artículos que reduzcan su factor de impacto.
Es discutible si el número de citas de un artículo define realmente su calidad. Es más, en ocasiones ni siquiera se evalúan las citas de cada artículo, sino el factor de impacto en la revista en la que se ha publicado.
El proceso de publicación
Hay distintos formatos de publicaciones, pero para simplificar mencionaré únicamente dos:
- Paper: Se trata de una publicación que incluye los resultados de algún tipo de investigación nueva.
- Review: Se trata de una recopilación de los últimos avances en un ámbito científico muy concreto. Por tanto, no aporta resultados nuevos, sino que analiza las publicaciones recientes y explica el impacto de sus descubrimientos. Es lo que en inglés se denomina "state of the art" (y que algunas personas que no aprecian el castellano traducen directamente como "estado del arte")
Una vez redactado el artículo, se envía a la revista que se haya elegido. El editor de la revista lo envía a varios revisores, que lo leen y deciden si aceptan el artículo sin más (lo cual es muy poco común), solicitan correcciones, o proponen que sea rechazado. El editor recibe los comentarios de los revisores, basándose en ellos toma una decisión y se la comunica a los autores.
No es un proceso rápido. Ni los editores ni los revisores trabajan a tiempo completo en la revista, por lo que tienen que compaginar sus tareas con sus investigaciones y/o docencia. Los revisores casi nunca cobran por esta tarea, pero se dedican a ello para mejorar su currículum. Además, está prohibido enviar el artículo a más de una revista a la vez, y es frecuente tener que acudir a varias revistas hasta encontrar una que acepte la publicación.
El negocio de la publicación científica
¿Cómo ganan dinero estas editoriales? Cobrando por el acceso a los artículos. Las universidades e instituciones de investigación pagan a las editoriales para proporcionar acceso a sus estudiantes e investigadores a las publicaciones. En caso de que el artículo no forme parte de la suscripción de la institución, acceder a un solo artículo puede llegar a costar cientos de euros.
¿Y en qué se gastan las editoriales este dinero? No pagan ni a los autores ni a los revisores ni a los editores asociados, así que sus gastos son mínimos. Además, la gran mayoría de publicaciones se concentran en unas pocas editoriales, cada una de las cuales posee cientos de revistas científicas. Esto ocasiona que tengan un poder de negociación inmenso, lo que les permite disparar sus precios.
En 2011 nació Sci-hub, una página web que proporciona acceso gratuito y sin restricciones a artículos científicos. Aunque ilegal, en muchas ocasiones es la única forma que tienen los investigadores de acceder a artículos científicos relevantes.
Ante la amenaza de la piratería y la presión por parte de gobiernos, cada vez hay más artículos disponibles en la modalidad de acceso abierto. Sin embargo, las revistas de acceso abierto cobran cientos o miles de euros a los investigadores por publicar. Esto supone un impacto especialmente grave en aquellas investigaciones que presentan problemas de financiación.
¿Cuánto hay que publicar?
Las carreras científicas se evalúan según el número de publicaciones y las citas que reciben. También es importante en qué revistas se publique y el número de autores (a más autores, menos valor se da a la publicación) Además, quien se lleva la mayor parte del reconocimiento de la publicación es únicamente quien aparece como primer autor, puesto que se entiende que esa persona es quien más ha contribuido en ella.
Sin una cantidad adecuada de artículos en cada momento de su carrera, un investigador no puede optar a contratos, con lo que está condenado al paro. Cumplir ciertos valores en cantidad y calidad de publicaciones es imprescindible para ascender en las universidades como profesor.
Este requerimiento ya comienza en la realización de la tesis doctoral. La mayoría de universidades requieren, para poder presentar la tesis doctoral, de la publicación de al menos un artículo como primer autor. Para la presentación de la tesis en formato publicaciones (que ahorra escribir cientos de páginas, de manera que la tesis se resume a un compendio de artículos más una breve introducción y conclusiones) es necesario haber realizado entre tres y cuatro artículos como primer autor. Algo a menudo imposible teniendo en cuenta los tiempos que conlleva el proceso de publicación.
Para tener una carrera investigadora bien encaminada, un investigador debe tener un índice h al menos igual a los años que lleva como investigador. Por ejemplo, que un científico tenga un índice h de 5 indica que tiene al menos 5 publicaciones con 5 citas como mínimo, Para mantener el nivel, es necesario publicar, como mínimo, un artículo al año, sin importar las circunstancias académicas. Esto puede ser especialmente difícil de compaginar con un periodo en el paro, el cambio de proyecto de investigación o centro, y no digamos ya con permisos de paternidad o cualquier tipo de baja prolongada.